El trágico accidente ocurrido recientemente en San Cristóbal dejó cinco víctimas mortales, entre ellas padres de familia que sostenían sus hogares y una mujer que había regresado al país desde España con el sueño de superarse académicamente.
La comunidad se encuentra sumida en el dolor, mientras familiares y allegados despiden a sus seres queridos con lágrimas, impotencia y reclamos de justicia.
El primero de los velatorios fue el de Rafael Elías Báez, un motoconchista de 50 años, descrito como el principal sustento económico de su familia. Sus parientes y vecinos lo despidieron entre escenas de profundo dolor y conmoción, mientras intentaban consolarse mutuamente en medio de la tragedia.
Otra de las víctimas fue Marianela Rosario, de 59 años, una madre ejemplar que crió sola a sus cuatro hijos. Rosario perdió la vida cuando salió a comprar mercancías para su pequeño negocio de venta de comida. Era muy conocida y querida en su comunidad por su carácter trabajador y solidario.
Vidas truncadas por la imprudencia
La tragedia también alcanzó a Nikita Martínez, una joven que había regresado recientemente desde España, donde finalizó sus estudios.
Martínez había viajado con la intención de realizar unos cursos en una fábrica de vidrio en San Cristóbal, con la idea de regresar al extranjero tras un mes. Sin embargo, sus sueños se vieron abruptamente interrumpidos por el fatal accidente.
Según versiones de algunos familiares, el accidente se habría producido por la imprudencia del conductor de un vehículo pesado y la falta de señalización adecuada en la vía, lo que, aseguran, contribuyó de forma determinante al desenlace.
Cuerpos aún en la morgue
Dos de las víctimas permanecían aún en la morgue, en espera de ser veladas a partir del sábado.
Uno de los cuerpos presentaba condiciones que requerían mayor preparación antes del velatorio, mientras que en el otro caso, los funerales fueron aplazados debido a que sus familiares residen en Estados Unidos y se encuentran en proceso de trasladarse al país para despedirse de su ser querido.
Este trágico hecho ha dejado una marca imborrable en las familias afectadas y ha reavivado el debate sobre la seguridad vial, la responsabilidad de los conductores y el papel de las autoridades en la prevención de accidentes de tránsito.