Bukele: El Salvador sin libertades… con su mega cárcel nazi-fascista
Y con razón se entiende, que cuando Bukele pierda popularidad y espacio para el engaño y la demagogia, podría venir otro turno de la violencia con dictaduras militares sin intermediaciones políticas. ¡Ojalá se logre bloquear esa ruta!
Actualizado: 22 de Julio, 2025, 04:04 PM
Publicado: 28 de Mayo, 2025, 07:26 AM
En medio de un régimen de excepción que anuló las libertades y dura ya más de tres años, el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, inauguró una mega cárcel llamada "Centro de Confinamiento del Terrorismo".
Esta cárcel tiene espacio para 40.000 presos denominados terroristas, incomunicados del mundo exterior.,
El complejo es custodiado por más de 600 efectivos de las Fuerzas Armadas y 250 de la Policía Nacional Civil.
El calificativo de terrorista no es inocente: es una manera asemejar delincuentes y no delincuentes apresados, a terroristas; tratando así de justificar un régimen carcelario brutal para todos los ingresados a él y facilitando a la vez la declaratoria de guerra y el encarcelamiento de cualquier opositor revolucionario o deportado de EEUU con ese mote.
El reclusorio incluye pabellones de confinamiento de reos, sistema de video vigilancia, control de acceso con escáner corporal y de paquetes, cerco eléctrico de 2,1 km de longitud, celdas de castigo y 19 torres de vigilancia.
Los arrestos masivos de presuntos y reales delincuentes calificados de terroristas, han pasado a ser un problema militar, no simplemente policial; forma parte de una guerra prolongada donde todo se vale.
Desde que comenzó la campaña contra las pandillas, el gobierno asegura que encarcelaron a 86.000 salvadoreños y las personas que han sido liberadas tras descartarse su relación con las “maras” o bandas armadas, se estableció en 8.400, casi un 10% del total de arrestados, muchos de los cuales estuvieron en prisión mucho tiempo.
En los hechos, el tatuaje es delito en EL Salvador.
Otras 4.682 acusadas no han sido detenidas y se consideran prófugas.
El estado de excepción actualmente en vigor permite a las autoridades realizar arrestos sin orden judicial. Se ha denunciado la existencia de un "grave hacinamiento carcelario" en las prisiones, como resultado de las detenciones indefinidas simplemente por sospecha.
Cerca de 1.000 niños, en su mayoría varones, han sido enviados a prisión preventiva. Estas detenciones fueron posibles gracias a una ley que redujo de 16 a tan solo 12 años la edad de responsabilidad penal en delitos relacionados con pandillas-
Decenas de personas han muerto en custodia, principalmente en los penales de Izalco y La Esperanza, los cuales tenían respectivamente tres y cuatro veces más prisioneros de los que podían albergar.
El régimen de excepción vigente suspendió el derecho a la defensa y la inviolabilidad de las telecomunicaciones, además extendió el plazo de detención preventiva hasta los 15 días, cuando normalmente es de 3 días.
· POCAS “MARAS” Y MUCHA TIRANÍA.
Cierto que gran parte de las “maras”, de las pandillas o bandas armadas, dedicadas a delitos comunes ya no están en las calles. Ellas y sus acciones violentas fueron en gran medida encarceladas.
Esto a cambio del establecimiento de un régimen de terror, negador de libertades y derechos, en todo el país.
El grave tema de las maras ha sido utilizado por Bukele para vaciar las instituciones de contenido y funciones democráticas y establecer un régimen caudillista de un partido controlado por una persona.
Esto fue facilitado por una derecha corrupta que gobernó para las élites capitalistas y para el capital transnacional y por una parte de la izquierda que se derechizó, que se corrompió, dejó a un lado las transformaciones sociales y decepcionó las juventudes.
Las maras no son un fenómeno político, sino un complejo problema social facilitado por las deportaciones de grandes contingentes de delincuentes desde EEUU a su país de origen y por el empobrecimiento, la desesperanza de las nuevas generaciones y las complicidades del propio Estado y el gran capital con la delincuencia.
Su temporal salida de escena mediante esa guerra y ese sistema carcelario brutal, no cierra los ciclos de violencia ni elimina las causas económicas sociales que la reproducen.
Otra forma de violencia generalizada y de terror ya en boga, es un régimen de fuerza negador de democracia política, económica y social, que impera ahora en todo el territorio salvadoreño apoyado en un excesivo protagonismo del ejército históricamente impune de innumerables crímenes.
Y con razón se entiende, que cuando Bukele pierda popularidad y espacio para el engaño y la demagogia, podría venir otro turno de la violencia con dictaduras militares sin intermediaciones políticas. ¡Ojalá se logre bloquear esa ruta!
