Cambio climático en la República Dominicana: reporte lanza advertencia y exige acción inmediata

RD requiere, frente al cambio climático, advertencias críticas y una ruta urgente de acción para cumplir con los objetivos.

Las conclusiones y recomendaciones del estudio apuntan a una transformación urgente del modelo de desarrollo del país.

Así lo advierte el más reciente "Informe GEO-2024 República Dominicana: Estado y Perspectivas del Medio Ambiente".

La República Dominicana experimenta una creciente urbanización no planificada.

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Santo Domingo.– La República Dominicana enfrenta desafíos ambientales cada vez más complejos, muchos de ellos exacerbados por el cambio climático, la degradación de sus ecosistemas y la falta de aplicación efectiva de políticas sostenibles.

Así lo advierte el más reciente "Informe GEO-2024 República Dominicana: Estado y Perspectivas del Medio Ambiente", preparado por Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MMARN) y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, Oficina Regional para América Latina y el Caribe (PNUMA/ORPALC), que fue dado a conocer este martes.

Las conclusiones y recomendaciones del estudio apuntan a una transformación urgente del modelo de desarrollo del país. Sostienen que la República Dominicana enfrenta un momento decisivo en su lucha contra la crisis climática y que es urgente cambiar el rumbo del modelo de desarrollo o se intensificarán los impactos irreversibles sobre la biodiversidad, los ecosistemas y la seguridad de millones de personas.

El documento —analizado recientemente por el Ministerio de Medio Ambiente dominicano— detalla los impactos actuales y futuros que podrían comprometer la estabilidad ambiental, económica y social del país en los próximos años si no se toman medidas concretas.

El documento identifica que el modelo económico dominicano sigue estando altamente presionado por sectores como la construcción, el turismo costero, la minería metálica y no metálica, así como la agroindustria intensiva y el uso de combustibles fósiles.

Estas actividades ejercen una "presión desproporcionada" sobre los ecosistemas naturales del país, agravando los riesgos climáticos y comprometiendo los recursos hídricos, forestales y marinos.

Además, la República Dominicana experimenta una creciente urbanización no planificada, que intensifica la desigualdad en el acceso a servicios básicos, acelera la deforestación, multiplica los residuos sólidos y sobrecarga el sistema energético.

Principales riesgos para República Dominicana

El informe identifica cinco áreas críticas de preocupación ambiental que afectan directamente a República Dominicana:

Vulnerabilidad climática

Como país insular, el territorio dominicano es extremadamente vulnerable al aumento del nivel del mar, huracanes intensificados y sequías prolongadas. Estas condiciones amenazan la seguridad alimentaria, los recursos hídricos y la infraestructura costera.

Pérdida de biodiversidad

La deforestación, la contaminación de ríos y costas, y el avance urbano descontrolado han puesto en peligro ecosistemas clave y especies endémicas. El país experimenta una de las tasas de pérdida de cobertura boscosa más altas del Caribe.

Contaminación del aire y del agua

La mala gestión de residuos, las emisiones vehiculares y la deficiente planificación urbana afectan la calidad del aire, especialmente en ciudades como Santo Domingo y Santiago.

Presión sobre recursos naturales

El sobreuso de acuíferos, la erosión del suelo por prácticas agrícolas insostenibles y la falta de controles efectivos sobre la minería inciden negativamente en la salud ambiental del país.

Gestión ineficiente de políticas ambientales

El informe señala la debilidad institucional, la fragmentación normativa y la falta de coordinación entre niveles de gobierno como obstáculos para una respuesta climática eficaz.

Conclusiones clave para el país

El análisis concluye que "la República Dominicana no alcanzará sus metas de desarrollo sostenible al ritmo actual", y que muchas de sus estrategias climáticas "carecen de mecanismos de implementación, monitoreo y financiamiento adecuados". Entre los hallazgos más importantes, se destacan:

- El país debe mejorar su preparación frente a "eventos extremos como huracanes y sequías", que son cada vez más frecuentes e intensos debido al cambio climático. Sequías prolongadas, huracanes más intensos e inundaciones catastróficas son ya una realidad agravada por el cambio climático y la falta de resiliencia territorial.

- Existe una "alta dependencia de sectores contaminantes", como el turismo masivo, la construcción sin planificación y la agroindustria intensiva.

- La República Dominicana carece de "una estrategia clara de restauración de ecosistemas" y aún no ha adoptado plenamente un enfoque de economía circular o baja en carbono.

- La sobreexplotación de ecosistemas terrestres y marinos ha reducido gravemente la riqueza natural del país, amenazando especies endémicas y ecosistemas críticos como los manglares y arrecifes.

- A pesar de avances limitados en energías renovables, la matriz energética sigue dominada por fuentes contaminantes, con subsidios que agravan la huella de carbono nacional.

- Aunque existen marcos normativos, persiste una débil implementación de las leyes, baja inversión ambiental y escasa coordinación institucional.

Recomendaciones urgentes para República Dominicana

El reporte propone un paquete de medidas inmediatas para evitar un deterioro ambiental irreversible en el país, ellas son:

Descarbonizar la economía: avanzar hacia una transición energética que reduzca la dependencia de combustibles fósiles, fomentando la energía solar, eólica y otras fuentes limpias.

Fortalecer la institucionalidad ambiental: dotar de mayor autonomía técnica y financiera al Ministerio de Medio Ambiente, con mecanismos de control y evaluación reales.

Proteger los ecosistemas vulnerables: detener la deforestación ilegal, restaurar cuencas hidrográficas y declarar zonas críticas como áreas protegidas efectivas. Ampliar las áreas protegidas efectivas, detener la expansión urbana sobre zonas vulnerables y promover la reforestación masiva con especies nativas.

Invertir en resiliencia climática: construir infraestructuras resistentes al clima y desarrollar políticas urbanas y rurales que integren criterios ambientales. Integrar de forma transversal la gestión de riesgos climáticos en todos los niveles de planificación territorial, desde lo local hasta lo nacional.

Involucrar a las comunidades: promover la educación ambiental y el empoderamiento local, especialmente en zonas rurales y costeras vulnerables. Fortalecer la conciencia ambiental y la participación activa de comunidades, especialmente en zonas costeras e insulares, más expuestas al cambio climático.

Actualizar marcos legales y normativos: armonizar leyes dispersas en materia de medio ambiente, agua, residuos, biodiversidad y ordenamiento territorial.

Reformar el modelo económico: Migrar hacia una economía circular, verde y justa, donde la sostenibilidad sea eje central del desarrollo, eliminando subsidios a combustibles fósiles e incorporando criterios ecológicos en el gasto público.

Revolución energética verde: Impulsar con mayor ambición la transición hacia energías renovables, con inversiones en tecnologías limpias y acceso equitativo a energía sostenible en zonas rurales y marginadas.

Un momento decisivo para el país

El informe concluye con una advertencia: si no se produce una transformación profunda del modelo actual, la República Dominicana enfrentará pérdidas ambientales, económicas y sociales sin precedentes.

"La ventana de oportunidad para evitar el punto de no retorno se está cerrando rápidamente", señala el PNUMA.

En un contexto donde el país ya experimenta con frecuencia olas de calor extremas, degradación costera y eventos meteorológicos destructivos, este llamado representa un campanazo de alerta para el gobierno, el sector privado y la ciudadanía.

La República Dominicana tiene aún la capacidad de liderar una transición ecológica en el Caribe, pero ello requiere voluntad política, inversiones sostenidas y una movilización social sin precedentes.

El informe advierte que la República Dominicana tiene una oportunidad limitada para cambiar el rumbo. Las decisiones que se tomen entre 2025 y 2030 serán determinantes para evitar un colapso ambiental y social.

"El país tiene potencial para ser líder regional en sostenibilidad, pero debe dejar atrás la inercia y la fragmentación institucional", concluye el documento.

La pelota está en la cancha de las autoridades, el sector privado y la sociedad civil. Lo que está en juego no es solo el medio ambiente, sino el bienestar y la seguridad de futuras generaciones dominicanas.