Dos Minutos
En la dinámica política, no basta con estar en desacuerdo: importa cómo se expresa ese desacuerdo y hacia dónde nos lleva.
Dos Minutos
Actualizado: 31 de Julio, 2025, 08:04 PM
Publicado: 31 de Julio, 2025, 07:54 PM
Santo Domingo.– En nuestras democracias hay dos formas de oposición, la negativa y la positiva. La oposición negativa es ruidosa, emocionante y espectacular. No le interesa entender, pero tampoco explicar.
Se nutre del morbo, de las sospechas sin evidencia, del escándalo fácil. Su objetivo no es mejorar el debate público, sino erosionar al gobierno sin proponer alternativas viables. Cuando llega al poder, si lo logra, lo hace sin estructuras, sin ideas, sin equipos, ni visión, porque ha entrenado a la sociedad en el arte de la queja, no en la construcción.
En contraste, la oposición positiva es mucho más escasa, pero indispensable. Es aquella que critica con profundidad, que argumenta desde el conocimiento y propone desde la responsabilidad. Gana seguidores no por gritar más fuerte, sino porque convence de que hay otra forma posible de gobernar.
Esa oposición no existe para favorecer al gobierno, sino para orientar con madurez a la sociedad a la que pertenece. Necesitamos más de esa oposición propositiva, seria y con vocación de futuro. Sin ella, la democracia se empobrece y el debate público se trivializa.
