Movilidad en SD: Leonel acierta
De hecho, ya han comenzado los ataques al expresidente en redes sociales, más por inercia que por análisis.
Actualizado: 22 de Julio, 2025, 02:11 PM
Publicado: 10 de Julio, 2025, 09:15 AM
La reciente propuesta del expresidente Leonel Fernández de implementar peajes urbanos en Santo Domingo como alternativa a la prohibición de giros a la izquierda constituye un aporte al debate sobre cómo resolver la creciente congestión vial de la capital dominicana.
Fernández no es ajeno a las reformas en movilidad. Durante su gestión se construyó la primera línea del Metro de Santo Domingo, uno de los proyectos más ambiciosos de transporte colectivo en el país. También se levantaron importantes infraestructuras urbanas como pasos elevados, túneles y distribuidores a desnivel en avenidas de alto tráfico, configurando parte del trazado vial actual.
La idea de aplicar peajes para ingresar a zonas críticas no es nueva y ha demostrado efectividad en ciudades como Londres, Estocolmo, Milán y Singapur. En la capital británica, la “Congestion Charge” redujo en un 30% el tráfico del centro. En la capital sueca, el cobro variable por horarios desincentivó el uso de vehículos privados en horas pico. Milán vinculó el peaje a políticas ambientales, y Singapur lo automatizó para regular el flujo en tiempo real.
¿Es viable en Santo Domingo?
Sí, pero con condiciones. Para aplicar un sistema de peaje urbano se requiere una base sólida de transporte colectivo eficiente, algo que en la capital aún está en desarrollo. Mejorar la red pública implica inversiones importantes, planificación urbana y continuidad política.
Sin embargo, si se acompaña de medidas integrales, como mayor frecuencia en el Metro, mejor conectividad con corredores de autobuses y garantías para los usuarios, el peaje urbano podría convertirse en una herramienta para desincentivar el uso irracional del vehículo privado.
Más que una medida recaudatoria, sería una apuesta por una ciudad más ordenada, menos contaminada y funcional. Leonel Fernández vuelve a poner sobre la mesa una visión reformadora en movilidad. Ahora el reto es lograr que la discusión se traduzca en acciones realistas que beneficien a la mayoría.
La propuesta no será popular, pero es funcional. Si se llegara a implementar, es previsible que los sectores más salvajes de nuestra selva urbana del transporte reaccionen con estridencia, acompañados por las habituales cabezas duras que opinan de todo sin saber de nada. De hecho, ya han comenzado los ataques al expresidente en redes sociales, más por inercia que por análisis.
En una ciudad atrapada por el caos vehicular, urge debatir soluciones audaces. La propuesta de peajes urbanos no es perfecta ni inmediata, pero abre una conversación necesaria sobre cómo ordenar el tránsito, racionalizar el uso del vehículo privado y apostar por un modelo de ciudad más habitable.
Si se acompaña de inversiones serias en transporte colectivo, planificación y voluntad política, podría marcar el inicio de una transformación profunda. Más que rechazarla por reflejo, toca evaluarla con sensatez.
